Por Vicente Capitán / Fotos: RFEA y World Athletics
El Campeonato del Mundo de Atletismo ha vivido en Tokio nueve días apasionantes de nuestro deporte, con unas cifras récord en cuanto al impacto y cobertura del mismo. Un total de 619.288 aficionados asistieron al estadio, con entradas agotadas en las sesiones nocturnas durante toda la semana. La audiencia televisiva en Japón, por ejemplo, donde hay datos ya muy claros, ha superado los 10 millones de espectadores de media cada jornada de tarde, un seguimiento mayor que el que tuvo el atletismo allí en los Juegos Olímpicos.
En el plano puramente deportivo ha habido récord de países en el medallero, con un total de 53 naciones, que superan las 46 que había como récord hasta ahora. El líder absoluto ha sido Estados Unidos con 26 medallas (16 oro, 5 plata y 5 bronce) seguidos por Kenia (7-2-2), Canadá (3-1-1) y Países Bajos (2-2-2). España se ha ubicado en la quinta plaza empatada con otros cuatro países, gracias a los dos oros de María Pérez y el bronce de Paul McGrath. Hay países por detrás que han conseguido bastantes más medallas que esas tres de España, como por ejemplo Jamaica (11) o Italia (7) pero al tener menos de oro se ubican por detrás en la clasificación.
Por finalistas (atletas entre los ocho primeros) España se ha ubicado en la décima plaza con un total de 14, la segunda cifra más alta de nuestra historia, tras los 17 logrados en Edmonton 2001.
Con todo esto podemos considerar que España ha estado de notable, pero no podemos olvidar que la marcha atlética ha sido la que nos ha elevado a esas cotas, ya que aparte de las tres medallas, nueve de las 14 plazas de finalistas han sido para marchadores/as. Las excepciones han venido de la mano de Quique Llopis (4º en 110 vallas), el relevo femenino 4×100 (5º) Lester Lescay (8º en longitud), y los medio fondistas Moha Attaoui (5º en 800) y Adrián Ben (8º 1.500) junto a Marta García (7ª 5.000). Los marchadores finalistas al margen de los dos medallistas han sido: Raquel González y Daniel Chamosa (6ª y 6º 35 km), Antía Chamosa (7ª 20km), Cristina Montesinos (7ª 35 km) y nuestro buen amigo Diego García (8º 20 km).
De la complejidad para triunfar en unos mundiales de atletismo hablan a las claras algunos datos. Esta han sido las primeras medallas de la historia para Samoa, Santa Lucía y Uruguay, y el primer oro en Campeonatos Mundiales para Tanzania. Si hace una década hubiéramos dicho, por ejemplo, que el ultimo podio de los Juegos Olímpicos en jabalina masculina iba a ser para Pakistán, India y Granada, con un keniano entre las mejores marcas mundiales y candidato también, pues nadie lo habría firmado. Por seguir y para cerrar como ejemplo con la jabalina, en Tokio ganó un atleta de Trinidad y Tobago, con el granadino (no de la ciudad sino del país), Peters segundo y un estadounidense bronce. En mujeres, en esta misma disciplina ganó por primera vez Ecuador, con Letonia y Australia ocupando las otras dos medallas. Insisto en que es un claro ejemplo de la universalidad de este deporte, que no existe en ningún otro.
María Pérez entra en la historia y es reina de los campeonatos.
Nuestra María Pérez se viene de Tokio con el derecho de ser reconocida como reina de los campeonatos por lograr el doble oro en 35 y 20 km marcha (que así fue el orden en la celebración), un doblete que reedita tal y como hizo en Budapest 2023, algo que históricamente sólo contaban en la historia de los mundiales, y en pruebas individuales, nombres ilustres como Usain Bolt, Mo Farah o el más antiguo Carl Lewis. Y me gustaría aquí hacer un inciso y poner en valor la figura de Daniel Jacinto Garzón, el joven entrenador que guía a María desde que era niña en su tierra, que fuera marchador internacional en categorías menores hasta sub23 y que también es entrenador, entre otros de los hermanos Chamosa que se fueron finalistas en Tokio. María se viene con esos dos oros como también hizo la keniata Chebet (5.000 y 10.000) y la velocista estadounidense Jefferson-Wooden (100 y 200 además de sumar el relevo 4×100)
En el apartado masculino, convenimos todos en señalar a Mondo Duplantis como el rey del evento porque a su nuevo título mundial sumó el magnífico récord del mundo con su salto de 6,30. Su 14º tope universal desde que superase los 6,16 del francés Lavineville.
Otros nombres y momentos que es importante destacar de este campeonato han sido: Sidney McLaughlin, la doble campeona olímpica de 400 vallas y también campeona del mundo y plusmarquista universal, que se probó esta temporada en 400 lisos y a punto estuvo de batir el récord del mundo de Marita Koch (47.60) que tiene casi 40 años de antigüedad. Corrió la final con la pista mojada por la lluvia en 47.78, la mejor marca de estos últimos 40 años y llevó a la campeona olímpico y mundial hasta ese momento, Paulino, a bajar también de 48 segundos (tercera mejor marca de la historia).
Noah Lylles, tras ser “sólo” tercero en la final de 100 metros, se llevó el oro en 200 e igualó los cuatro oros que en esta distancia tiene el mítico Usain Bolt, y además Lylles lideró al equipo de EEUU en su oro del relevo 4×100.
El portugués Isaac Nader, de padre marroquí y madre portuguesa, nacido en el país vecino, logró el primer oro de la historia para Portugal en 1.500 metros. Hizo una fantástica recta de meta pasando de la quinta plaza a la primera y ganó por apenas dos centésimas con un último 100 en 12,6 segundos. Nader es pupilo del mánager español Miguel Mostaza que además ese mismo día celebraba su cumpleaños. Desde hace casi tres años entrena y vive en Soria y su entrenador es el mítico Enrique Pascual, el hombre que guió a Fermín Cacho y Abel Antón.
África ya no domina como antes
El poderío africano en fondo ya no es el que era tal y como se ha demostrado en 5.000, 10.000 y los 3.000 obstáculos masculinos, en el ámbito femenino sí sigue dominando África, aunque la italiana Battocletti les planta cara como ya hizo en los Juegos Olímpicos. En el caso masculino la victoria de Jimmy Gressier en los 10.000 metros, rememorando los tiempos de Mo Farah (el británico de origen sudanés) aunque la realidad es que el francés es el primer campeón de 10.000 no nacido en África desde Alberto Cova en el primer Mundial, el de Helsinki 1983. Además, en la final el sueco Almgren fue tercero. En los 3.000 obstáculos, los últimos 300 metros del neozelandés Beamish (42,6 segundos) fueron para enmarcar y también acabó con el poderío africano, que en los últimos años correspondía al marroquí El Bakkali y que durante décadas ha sido coto cerrado para Kenia con algún catarí nacionalizado igualmente keniano de origen. En los 5.000 metros el campeón olímpico de 1.500, injustamente descalificado en estos mundiales en esa prueba en semifinales, ganó su primero oro con 12:58. Cole Hocker fue el líder pero el belga nacionalizado Kimeli (lleva desde niño viviendo en Bélgica) fue plata y Gressier se llevó también el bronce.
También hay que destacar que vivimos la llegada más ajustada de todos los tiempos en maratón, que manda narices que tras 42.195 metros de esfuerzo te tengas que tirar en plancha en los mismos cuadros de meta del estadio para ganar el oro. Es lo que hizo el tanzano Simbu, por tres centésimas frente al alemán Petros, que entró con una ligera ventaja al sintético del estadio. Ganó Simbu, sí, pero ni kenianos ni etíopes estuvieron entre los mejores.
Ir a competir sin ritmo de competición es cosa de cracks
Y por último vamos a poner en valor la aparición de varios cracks mundiales, leyendas de nuestro deporte, que estuvieron en Tokio tras venir de un largo proceso de lesión y recuperación y que no habían competido en toda la temporada o lo habían hecho de forma muy testimonial. Esto les ocurrió a varios atletas con suerte desigual, por cierto.
Por un lado, el plusmarquista universal de lanzamiento de peso, inédito todo el año por lesiones varias, “llegó, vio y venció” como reza el lema romano, porque Ryan Crouser se puso líder en el segundo tiro con 21,99 y certificó un nuevo oro con 22,34 en el último lanzamiento. Tercer título mundial para él, los mismos que oros olímpicos colecciona.
De otra parte, el casi intratable estos años, Jakob Ingebritsen, que, lesionado todo el año tras su doblete en pista cubierta, con problemas en el Aquiles, no había corrido nada, apareció en las series de 1.500 y quedó eliminado y luego quiso estar presente también en los 5.000 metros. Aquí si se metió en la final y en ella se dejó ver, pero demostró que no está en su nivel competitivo habitual y quedó relegado a puestos secundarios.
Y cerramos con otros dos cracks que reaparecían también tras largo periodo de ausencia. De un lado nuestro Jordan Díaz, lesionado todo el año tras los Juegos de París, que sólo había competido el campeonato de España que ganó con una marca razonable de 17,16 y que aquí vivió la peor de las caras al lesionarse en el primer salto de calificación y tener que retirarse. Y en esta misma disciplina la cuatro veces campeona del Mundo y campeona olímpica, Yulimar Rojas, reaparecía tras dos años fuera de competición por rotura del tendón de Aquiles, compitió bien con un mejor salto de 14,76 y se coló en el podio, demostrando lo enorme competidora que es.
Como hemos visto cuatro enormes deportistas con un talento descomunal que sin ritmo de competición quisieron estar defendiendo sus galones, con suerte desigual, porque, aunque seas muy muy bueno, el atletismo es muy exigente para todos los deportista y no suele perdonar la falta de entrenamientos o ritmo de competición, aunque algunos se encarguen de demostrar lo contrario.
Una de las superestrellas del atletismo global a la que ya no veremos más en acción, y que se despidió a sus 38 años de edad, con la plata por relevos 4×100, es la jamaicana Shelly Ann Fraser-Pryce, una de las mejores velocistas de todos los tiempos que cierra su etapa deportiva con tres oros olímpicos, cuatro platas y un bronce; y si de mundiales hablamos con 10 oros, seis platas y un bronce, ahí queda eso
Y por último poner en valor la gran cantidad de atletas que fueron podio en los pasados Juegos de París 2024, que acudieron a Tokio, ya que en los años postolímpicos quien más quien menos se suele guardar las ganas de competir y limitar más sus actuaciones, y más aún en un Mundial muy tardío de fechas, al irnos a mediados de septiembre, algo poco habitual en el calendario atlético tradicional.
Otras estadísticas de Campeonatos Mundiales
1 récord mundial:
Mondo Duplantis (SWE) salto con pértiga masculino, 6,30 m
9 récords de campeonato:
Melissa Jefferson-Wooden (EE. UU.) 100 m femenino, 10,61
Sydney McLaughlin-Levrone (EE. UU.) 400 m femenino, 47,78
Lilian Odira (KEN) 800 m femenino, 1:54,62
Emmanuel Wanyonyi (KEN) 800 m masculino, 1:41,86
Faith Cherotich (KEN) 3000 m obstáculos femenino, 8:51,59
Mondo Duplantis (SWE) salto con pértiga masculino, 6,30 m
Ethan Katzberg (CAN) martillo masculino 84,70 m
Estados Unidos (EE. UU.) 4×400 m femenino, 3:16,61
Estados Unidos (EE. UU.) 4×400 m mixto, 3:08,80
9 récords de área (continentales)
62 récords nacionales
22 actuaciones líderes mundiales
210 mejores marcas personales
20 países ganaron medallas de oro
28 países ganaron medallas de plata
34 países ganaron medallas de bronce
53 países ganaron medallas
74 países terminaron entre los 8 primeros
Participaron 1992 atletas de 193 países diferentes y el Equipo de Atletas Refugiados (1034 hombres y 958 mujeres)
Una cifra récord de más de 1500 profesionales de la radiodifusión acreditados de 46 emisoras, incluyendo más de 850 de TBS, el socio mediático que daba cobertura y señal a todos los países, así como 860 periodistas y fotógrafos acreditados de 79 países, cubrieron el campeonato.